AVISO

Este fic contiene sólo especulación. Se basa en diversas teorías que hay por la red. Si no quieres que se te desvele nada que creas importante, no lo leas. Pero insisto: no dice nada que se haya escrito y/o publicado aún. Todos los personajes y lugares pertenecen a G.R.R. Martin.

miércoles, 9 de enero de 2013

Capítulo 33


EDDARD
            Tras la victoria de Robert en Refugio Estival, el ya llamado Usurpador por sus enemigos se había enfrentado a las fuerzas realistas de Lord Randyll Tarly en Vado Ceniza. Según las noticias recibidas en Invernalia, la confrontación no había tenido un claro vencedor, si bien Lord Cafferel, antiguo enemigo de los rebeldes y ahora miembro del ejército de Robert, había sido asesinado por Lord Tarly y su cabeza enviada al Rey, mientras que el lado realista había perdido a Ser Quentin Tyrell. Al mismo tiempo, Robert se había visto forzado a dirigir sus tropas hacia el Norte, dejando las Tierras de las Tormentas y marchando en dirección a la Región de los Ríos.

            Ned estaba muy preocupado por Robert. El mensaje que esa semana había traído un joven partidario de la rebelión no era nada tranquilizador, pues informaba de que su amigo había caído en una emboscada cuando se dirigía hacia los Ríos y estaba herido, aunque había logrado escapar. Eso no convenía a las fuerzas rebeldes: sin un líder tan carismático como él la balanza podía caer del lado realista. Además, su partida al Norte dejaba Bastión de Tormentas indefenso. A Eddard no le parecía que Stannis, uno de los hermanos de Robert, fuera capaz de defender ese territorio. Era demasiado joven e indeciso. Perder ese enclave era peligroso. Las cosas no estaban yendo demasiado bien a pesar de la victoria de Robert en Refugio Estival.
            A su llegada a Invernalia, Ned pudo contar con sus casas vasallas para ir a la guerra. Nunca dudó del apoyo de las mismas, así que no era eso el origen de sus inquietudes, sino qué pasaría con sus tierras si no ganaban. Y con su familia… sólo quedaban dos Stark de Invernalia: Benjen, un adolescente, y él, que tampoco llegaba a ser un hombre. Su padre y Brandon estaban muertos, y Lyanna desaparecida. Le parecía increíble que todo su mundo, la vida pacífica que conocía, se hubiera transformado en tan poco tiempo. Se quedó pensando en que ahora tenía una preocupación más: su esposa Catelyn. La tuvo que dejar en Aguasdulces al día siguiente de su noche de bodas. Fue como tocar el cielo y caer en picado después hasta estrellarse contra el duro suelo. Sabía que era su deber marchar al Norte, pero tan pronto… Cat se mostró desconsolada cuando se despidió de él, lo que le dejó un sabor agridulce en la boca. Daba la sensación de que ella había visto en él un digno sustituto de Brandon y se alegraba por ello. Recordó lo que sintió cuando la besó y ella respondió a su beso; el tacto de su piel, muy suave y tan blanca como la nieve; el olor de su pelo caoba; el sabor de su boca; su respiración agitada cuando… Notó un cosquilleo en la entrepierna. ¡Dejarla justo después de haber pasado una noche tan íntima con ella era injusto! Cerró los ojos con rabia. Pero, ¿en qué estaba pensando? Era el señor de Invernalia, no un adolescente con la cabeza llena de fantasías eróticas. Intentaba por todos los medios olvidarse de esas sensaciones tan nuevas para él, pero le era imposible alejar la imagen de Cat recostada sobre su pecho, con el cabello desparramado y el rostro sonrosado tras haber hecho el amor.
            La voz de un sirviente lo sacó de sus recuerdos. «Noticias, señor.» Eddard tomó el pergamino de manos del muchacho y lo desplegó nervioso. Había llegado la hora de marchar con todos sus hombres hacia las Tierras de los Ríos para ayudar a Robert. Un viaje largo que había que cubrir en el menor tiempo posible. Reunió a sus vasallos en el Salón Grande de la fortaleza y les comunicó la situación. Partieron ese mismo día hacia Septo de Piedra.

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